Situación del ecosistema
dentro del área de estudio
Dentro de la RBSG
la cual mide un total de 383,567-44-87.5 ha, el bosque caducifolio tiene una
extensión de 145,250 ha aprox. de las cuales 122,445.75 ha se encuentran
conservadas, las 22, 804.25 restantes están en zonas de amortiguamiento y han
sido sometidas a la presión de actividades antropogénicas, especialmente el
establecimiento de centros de población, y consecuentemente a partir de la
apertura de poblados, sobrevienen el trazado de brechas, caminos, el desmonte
para tierras de labor o potreros etc. Dentro del predio abarca un 90% de la
vegetación lo que equivale a 142 ha aproximadamente y su estado de conservación
es bueno, principalmente debido a la inaccesibilidad del terreno y la
incapacidad para cultivar.
Situación del
ecosistema en materia de perturbación
En México, la selva
caducifolia es alterada por diversas razones; el 58% se debe a
la ganadería extensiva, el 21% a la extracción de
madera, el 14% a la agricultura y el 7% a incendios forestales (INE-SEDESOL
1993). por otra parte, los fenómenos naturales tales como huracanes y
tormentas tropicales constituyen otra causa importante en la perdida del
la biodiversidad, así como las condiciones meteorológicas atribuidas
al fenómeno "El niño", mismas que se acentuaron
durante la extracción seca del ciclo 1997, 1998 (CONABIO 1998).
Las
selvas bajas caducifolias han sido modificadas hasta en un 78% de su área
original a nivel mundial (Houghtonet al. 1981). De hecho, la selva
baja caducifolia de la costa Mesoamericana del Pacifico ha reducido su extensión
en un 98 % desde la llegada de los españoles (Janzen, 1988). En México, según
Flores y Gerez (1994) se estima que en 1981 la cobertura de selva baja
caducifolia era del 12.36 % del cual sólo el 8.92 % no presentaba
perturbaciones graves, mientras que para 1990 la cobertura nacional sin alterar
de este tipo de vegetación era de 6.98 %. La tasa
de deforestación anual estimada en 1992 para esta selva fue de
163,000 hectáreas.
Sitio perturbado en la reserva de la biósfera Chamela-Cuitzmala, Jalisco
Restauración Ecológica
La regeneración del
ecosistema puede ocurrir naturalmente sin
la intervención del hombre, este es un proceso extremadamente
lento, por lo cual es necesario recurrir a las técnicas de restauración
ecológica para acelerar la sucesión y por lo tanto la recuperación del
ecosistema. Para esto se requiere de conocimientos científicos múltiples sobre
la ecologia de las especies vegetales, características del suelo, dinámica de
nutrimentos, historia natural y la importancia económica y social;
todo esto a fin de generar como resultado un sistema altamente diverso y
similar, en cuanto a estructura y composición, al original.
Algunos de los métodos para restauras la zona tropical perturbada
con base en la regeneración natural de los ecosistemas. Entre estos destacan:
1. La
utilización y enriquecimiento del banco de semillas.
El contenido de semillas viables en el suelo se conoce como banco
de semillas. Este banco crece por la lluvia de semillas que los agentes
dispersores producen sobre el suelo. El tamaño y duración del banco de semillas
varía entre las especies y localidades, y refleja la dinámica de las
poblaciones y las condiciones de establecimiento de las plantas. Las semillas
recién diseminadas tienen tres destinos diferentes en el suelo: 1) la pronta
germinación; 2) un periodo de latencia que dura hasta que las condiciones
ambientales son propias para la germinación, y 3) la muerte por envejecimiento
o por la acción de parásitos o depredadores
La importancia del banco de semillas es menor en los ecosistemas
tropicales que en los ecosistemas templados, esto es debido a la alta tasa de
mortalidad de las semillas por depredación, acción de patógenos, incendios y
por la germinación en respuesta a condiciones favorables efímeras. Sin embargo,
el banco de semillas es un factor predominante para la regeneración de las
zonas tropicales. Debido a que en el banco de estas zonas existe una mayor
abundancia de especies pioneras, en comparación con las de etapas tardías de la
sucesión, se hace necesario introducir semillas de estas últimas ya sea
colectándolas directamente de los adultos o bien de un banco proveniente de
zonas intactas.
2. La
regeneración con base en estructuras de reproducción vegetativa.
La propagación vegetativa de plantas es una producción a partir de
partes vegetativas. Se utilizan tejidos vegetales que conservan la
potencialidad de multiplicación y diferenciación celular para generar nuevos
tallos y raíces a partir de cúmulos celulares presentes en diversos órganos.
Este tipo de propagación tiene esencialmente tres variantes: 1) La
micropropagación a partir de cultivos vegetales in vitro; 2) La
propagación a partir de bulbos, rizomas, estolones, tubérculos o esquejes de
las plantas, que conserven la potencialidad de enraizar, y 3) La propagación de
injertos de segmentos de la planta sobre tallos de plantas receptivas más
resistentes
Esto ofrece posibilidades valiosas cuando no es posible utilizar
las semillas y/o cuando se desea seleccionar características valiosas de las
plantas. Puesto que la reducción de la variabilidad genética es una
consecuencia de esta práctica, se propone aplicarla únicamente como un método
complementario.
3. La
introducción directa de plántulas de especies nativas.
Este método incluye tres etapas fundamentales:
a) La siembra de
semillas, la cual depende de la calidad de las semillas, de la época y densidad
de la siembra. La época se determina según las características propias de las
plantas que se quieran propagar y el clima de la región.
b) El trasplante,
cuyo objetivo es disminuir la competencia que existe en la siembra; aumentar el
espacio vital entre las plantas jóvenes y permitir el desarrollo normal del
sistema radicular favoreciendo así el acceso a los nutrimentos. El trasplante
se efectúa rápidamente después de la germinación y generalmente se usan bolsas
de plástico conteniendo suelo de la localidad o algún sustrato inerte con
fertilizante. Se debe cuidar la regularidad del riego y procurar que la talla
de las plantas producidas sea la adecuada para de esta forma garantizar su
establecimiento. Con el objetivo de tener un mejor control en la aparición de
plagas y enfermedades, así como para disminuir los riesgos en la producción, es
recomendable crecer las plántulas en invernaderos.
c) La introducción de las
plántulas al área que se va a restaurar. Esta etapa requiere de plántulas en
estado óptimo para resistir las condiciones adversas a su desarrollo que se
presenten en el campo.
Esta práctica promueve el establecimiento de las especies
seleccionadas ya que los individuos que se introducen presentan, por lo
general, condiciones óptimas de crecimiento.
Las especies vegetales utilizadas en la restauración, idealmente
deberían ser de fácil propagación, resistentes a condiciones limitantes, como
baja fertilidad, sequía, suelos compactados, salinidad, entre otros; un rápido
crecimiento de las especies elegidas ayudaría a la producción rápida de materia
orgánica y de hojarasca, aunque deben evitarse aquellas que presenten
tendencias a adquirir una propagación invasora e incontrolable. La presencia de
nódulos fijadores de nitrógeno o de asociaciones micorrízicas podría compensar
el bajo nivel de nitrógeno, fósforo y otros nutrimentos en el suelo.
Particularmente, resulta importante que las especies utilizadas favorezcan el
establecimiento de las especies nativas, tanto de flora como de fauna,
proporcionándoles hábitat y alimento. Asimismo y de ser posible, las especies
deberían resultar beneficiosas para las comunidades aledañas al presentar una
utilidad adicional a su efecto restaurador.
Las características ideales de las especies utilizadas para la
restauración mencionadas anteriormente, difícilmente se encuentran en una misma
especie, por lo cual debe buscarse la combinación de especies que reúnan todas
las características deseadas, que permitan la rápida sucesión y regeneración de
las zonas perturbadas.